miércoles, 6 de octubre de 2010

Denuncian desaparición de Jairo Solones y su madre


El hombre que confesó ser sicario y haber asesinado a Mijail Martínez esta desparecido desde el 2009

A diez meses de la muerte de Mijail Martínez, que se cumplieron precisamente el domingo 26 cuando se efectuaron las elecciones parlamentarias, no hay ningún detenido material e intelectual, lo cual contrasta con las actuaciones realizadas por las autoridades policiales que en cuestión de horas lograron la detención de los autores del asesinato del ex diputado Virgilio Hernández.

Martínez ha lanzado una campaña para dar con el paradero de Jairo José Solones y la madre de éste, Rosa Susana Ollarve Vargas, ya que ambos se encuentran desaparecidos desde noviembre del año pasado, luego que el primero de los mencionados se presentara a un medio de comunicación y pidiera ser protegido por las autoridades por temer por su vida, confesando haber dado muerte a Mijail Martínez, hecho que el ex diputado del Consejo Legislativo considera, desde ese momento, como una mentira.

Desconocido
Jairo Solones Ollarve era, para el 28 de noviembre del 2009, un individuo totalmente anónimo, a quien nadie buscaba.

Sorprendió a todos cuando apareció en un medio impreso afirmando que era el autor material de la muerte del joven Mijail Martínez.

“Confesó al periodista que mató a mi hijo luego de establecer una contratación, que le hicieron vía telefónica, por un valor de 3 mil bolívares”, refirió el ex diputado Víctor Martínez.

“En el complot homicida estaban involucrados otros dos sujetos. Como sus socios se habían llevado el dinero y no le entregaron nada, él decidió revelar el crimen, delatarlos y entregarse a la justicia, debido al temor de que sus compinches lo mataran o lo hiciera la policía”.

Por ello, declaró, había acudido al medio para resguardar su existencia y solicitar los servicios de un abogado que le asistiera, según la versión periodística, comentó Martínez.

Llama la atención al ex diputado, que Salones decía temer por su vida, situación contradictoria, ya que se confesó sicario profesional al punto de revelar que había matado hasta una familia en San Cristóbal.

“En la información se decía que Salones se mostraba nervioso, pero nunca se dio a conocer que presuntamente estaba bajo los efectos de un alucinógeno como sospechó el juez que lo sometió a interrogatorios, después de haber sido detenido por funcionarios del Cicpc, quienes al requisarlo le encontraron una porción de supuesta droga en uno de los bolsillos de su pantalón”.

Martínez considera muy curioso este detalle y pregunta: “¿Cómo una persona dispuesta a entregarse a la justicia porta en su ropa una droga que comprometería mucho más su situación?

¿Componenda?
Todo ese disparate, observa, ocurre el 28 de noviembre y el primero de diciembre lo presenta el Cicpc ante la Fiscalía 11, a cargo de la fiscal auxiliar Maryeling Montesinos, quien lo pasó al tribunal de control Nro. 5, cuya titular era Leyda Ly de Jesús Figarelli”.

“Pero, no lo hacen por ningún homicidio, sino por la posesión de drogas y tiene como abogado a Omar Flores, el mismo que asistió a los estudiantes del Politécnico detenidos en el oriente del país después de haber abandonado un autobús, propiedad del mencionado instituto de educación superior, en cuyo piso encontraron un gran cargamento de drogas”.

“Se dice que Yanina Karabín, la juez superior, se había comunicado con Leyda Ly de Jesús Figarelli y Amelia Jiménez, para impedir que Salones fuera dejado en libertad”.

Otro hecho curioso, prosiguió, es que la fiscal segunda, Cristina Coronado, designada para investigar la muerte de Mijail Martínez, en ningún momento se entrevistó con quien decía que había matado a mi hijo.

Sostiene que la libertad de Solones fue una componenda.

¿Cómo lo liberan si el sujeto había pedido protección para su vida al entregarse? ¿Le dan libertad para que lo maten? Y al parecer así sucedió. El Tribunal quinto le decretó una medida cautelar de presentación cada quince días pero nunca se presentó.

También, denunció, se desconoce el paradero de su madre, Rosa Susana Ollarve Vargas, quien había ido a los medios para decir que su hijo no era drogadicto, malandro, ni tiene antecedentes, ni pagó el servicio militar en San Cristóbal, sino en el O´Leary, de Caracas.

Las palabras de la señora las puedo comprobar: Solones trabajaba como ayudante de albañilería en el centro comercial Río Lama y su vecino, quien viajaba con él todas las mañanas y junto retornaban a Los Pocitos, donde vivía, nunca se separaron la semana antes de que el mencionado individuo fuera al medio de comunicación.

Acusaciones
El ex parlamentario acusa al comisario Carlos Rodríguez y a José Núñez, del Cicpc, de presuntamente crear una matriz de opinión a objeto de favorecer el móvil de la resistencia al robo en la muerte de Mijail.

“Desde el primer momento lo denuncié. Lo que hubo fue el asesinato de Mijail, en presencia de mi esposa. Mi hijo no pensaba que lo iban a matar, sino a robarle la camioneta y esa es la razón por la cual la dejó prendida y con la puerta abierta”.

“Había dos individuos. Uno estaba detrás de mi hijo, cerca de la camioneta, apuntándolo con un arma de fuego y el otro, sin mediar ningún tipo de palabra, le hizo tres disparos”.

Explica que ambos asesinos corrieron una distancia de 45 metros, donde los esperaba un carro encendido.
Al cruzar, en la calle 61 con la carrera 9, en el barrio Ezequiel Zamora, eran las 7 y 20 de la mañana de un jueves.

“¿Cómo es que una persona que va a robar, no lleva gorra, ni capucha, no es del barrio donde nos conocemos todos, llega con tanta seguridad de lo que iba a hacer? No era para robar, sino para matar”.
Lo matan, sostiene Víctor Martínez, por mis denuncias contra los escuadrones de la muerte que bajo el mandato de Luis Reyes Reyes y el comando de Jesús Armando Rodríguez Figuera, ocasionaron más de 280 muertes, además de dar protección al narcotráfico.

Por toda una serie de denuncias consignadas en el Consejo Legislativo, Rodríguez Figuera, en ese momento comandante de la Policía, fue sancionado políticamente y Reyes Reyes lo saca del cargo; pero luego lo condecora y termina en la sala situacional de Miraflores, donde se encuentra ahora rindiéndole servicio al presidente de la República, Hugo Chávez.

Los he responsabilizado de la muerte de mi hijo junto a los comisarios Carlos Rodríguez y José Núñez y la Brigada de Homicidios, manifiesta Martínez. Y he consignado esa denuncia en los tribunales y en la Fiscalía 2 que lleva la causa.

De esa denuncia tiene conocimiento la fiscal Cristina Anzola porque Cristina Coronado, quien estaba en ese cargo, fue removida y premiada por sus actuaciones, tras ser corresponsable junto con la jueza Amelia Jiménez de la libertad de Salones. Y también he acusado a los abogados Flores y Leonardo Mendoza.
Martínez finalizó señalando que los autores intelectuales y materiales no tuvieron el valor de atentar contra mí, pero lo hicieron contra mi hijo. Si es mentira lo que estoy diciendo que me acusen. (Pacífico Sánchez, El Impulso, 05.10.10)

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